El Gran Wyoming, con su hábil inteligencia, con su peculiar maestría cáustica, muestra como nadie, el conjunto de miserias, que afloran en nuestra sociedad.
Una sociedad judeocristiana, donde están ancladas las cadenas nacionales....
Una sociedad judeocristiana, donde están ancladas las cadenas nacionales....
Casi podemos prescindir de Jacopo della Voragine y de su “Leyenda dorada”.
¡Lo que sería
dicha obra tamizada por José Miguel Monzón!
De su obra “No estamos locos”, con la que me divertí mucho, cito esta nota que describe la escena salida de los pinceles de Andrea del Sarto .
“ Recordemos que Abraham
estuvo a punto de abrir en canal y pegar
fuego a su primogénito Isaac, al
que para mas recochineo, hizo llevar una brazada de leña hasta el altar
a donde iba a darle matarile, solo porque a dios no se le había ocurrido
mayor extravagancia para probar su fe que ordenarle tostar al niño. La
providencial intervención de un ángel
que pasaba por allí impidió tan siniestra
barbacoa infanticida. Bueno está que el caprichito de dios, que no se conforma con cualquier prueba de fidelidad, pero lo que
es menos comprensible es que este hombre
se haya convertido en un ejemplo para muchos mortales por esa obediencia ciega;
los mismos mortales que, de vez en cuando se echan a la calle para protestar
contra el aborto.”
No estamos locos, del Gran Wyoming.
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El niño perdido y hallado en el templo ......
ResponEliminaSiempre digo que de repente puede partirte un rayo (cual San Pablo) y cambiarte el chip; vamos jodida que es o esta la vida Vicino
Me alegra recuperarte, te haces de rogar Hummmmm
Muchas gracias María, eres muy generosa con tus comentarios.
EliminaPero parece ser que el mal de todo este circo esta, muy,muy, muy profundo, en lo más profundo de nuestra idiosincrasia.
BACI.
Muy ocurrente el señor Monzón, azote de cavernícolas recalcitrantes.
ResponEliminaUn saludo y felices fiestas.
La verdad, es un genio que destaca de manera extraordinaria por sus talento intelectual, capaz, al menos de hacer la tragedia más graciosa.
ResponEliminaFELIZ NAVIDAD, SI SON LAS ÚLTIMAS DE LOS GRANDES PARTIDOS.
A la pandilla de antiabortistas les podríamos proponer tres ejemplos de amor filial.
ResponEliminaGuzmán el Bueno
Alonso Pérez de Guzmán - Guzmán el Bueno - hijo bastardo de Don Pedro Núñez de Guzmán, nacido en León el día de San Ildefonso de 1256 defendió por mandato del rey Sancho IV la plaza de Tarifa, plaza amenazada por el tío del monarca, el infante don Juan al que ayudaban meriníes y nazaritas.
Después de días de asedio, el ejército sitiador al mando del infante Don Juan amenazó a Guzmán el Bueno con matar a su hijo Pedro Alonso que tenía entonces 18 años, pues lo tenían en su poder.
Lo maniataron, se lo presentaron a Guzmán y amenazaron con degollarlo ante su presencia si no les era entregada la plaza de Tarifa. La negativa de Guzmán el Bueno fue clara, dijo que la villa no se la rendiría a nadie. Y en cuanto a la muerte de su hijo, ofreció su propio cuchillo para que lo mataran, añadiendo que además de darles el cuchillo les daría otros cinco hijos si los tuviese pero jamás entregaría la plaza de Tarifa, que su señor el rey le confió.
Naturalmente el hijo de Guzmán el Bueno fue degollado y su cabeza fue catapultada al interior de la muralla de Tarifa.
Con esta muestra de amor hacia su hijo y por esta acción de fidelidad al Rey, Alonso Pérez de Guzmán ganó tal reputación que pasó a la historia con el nombre de Guzmán el Bueno.
Abraham
El patriarca judío, el primero de los patriarcas común de las tres religiones monoteístas, es un personaje significado por ser el que pactaba con Dios, y conocido por el relato del sacrificio de su hijo Isaac a Dios (Génesis 22:1-19).
Según las Escrituras Isaac era un muchacho cuando Dios pidió a Abraham que lo sacrificara. Abraham anduvo durante tres días hasta llegar al sitio señalado por Dios, el túmulo donde debía asesinar a su primogénito. Isaac cargaba con la leña para la hoguera del holocausto mientras preguntaba a su padre donde estaba el animal que debían sacrificar, Abraham respondía que Dios proveería, Dios siempre provee. Bien sabía el patriarca que no habría cordero ni otro animal para el sacrificio. Llegados al túmulo Abraham levantó el cuchillo para sacrificar a su hijo primogénito y en aquel momento un ángel de Dios detuvo la mano del patriarca impidiendo el golpe fatal.
Con esta muestra de amor hacia su hijo y por esta acción de fidelidad, Dios compensó a Abraham con una descendencia sinnúmero.
Felipe II
Este rey absolutista español (1556-1598). Hijo del emperador Carlos I y de Isabel de Portugal, llegó a ser el monarca más poderoso de su tiempo en su reino jamás se ponía el sol.
Fue un hombre de profunda religiosidad, no tuvo otra preocupación en su vida y su gobierno que la preocupación por la defensa de la fe católica, principio al que dio proyección universalista dada la extensión y el carácter imperial del legado recibido.
Se propuso contener, disponiendo todos los medios y recursos, el avance del protestantismo, y cualquier otra herejía. Esta fue, sin duda, la mayor preocupación del monarca español. En este sentido, instó la reanudación del concilio de Trento, que confirió un carácter combativo a la Contrarreforma, y revitalizó la Inquisición para actuar contra la herejía. Esta actitud desencadenó a partir de 1568 la sublevación de los moriscos de las Alpujarras y de los Países Bajos, reprimidas por don Juan de Austria y el duque de Alba, respectivamente. Tales revueltas coincidieron con una fuerte ofensiva otomana en el Mediterráneo, que detuvo en 1571, cuando la flota de la Liga Santa logró la concluyente victoria de Lepanto.
Tal fue su fanatismo religioso que ante el avance de las doctrinas reformistas llegó a afirmar:
Y aun si mi hijo fuera hereje, yo mismo traería la leña para quemarle.
Con esta muestra de amor hacia su hijo y por su acción integrista contra los herejes, Felipe II pasó a la historia como uno de los más grandes reyes de España.
Feliz Navidad
Francesc Cornadó
Todo una podredumbre desde antaño.
ResponEliminaSaludos.
Hola dapazzi, ya he regresado a mi blog tras muchos meses inactivo. Una excelente pintura digna de admirar por su colorido y su belleza, a parte del tema que representa.
ResponEliminaLos estudios bíblicos modernos nos demuestran la vida cultural de los pueblos en la antigüedad, era costumbre dar en sacrificio al hijo primogénito, pero Dios eso no lo quiere, hemos de tener en cuenta la interpretación humana de este relato del cual no hay ningún registro histórico y así nos encontramos con otros muchos más, que no hay que creerlos.
Gracias por tu entrada
Como sé que no te gusta la Navidad, solo te deseo que seas feliz.
Con ternura
Sor.Cecilia